El mundo de la investigación y experimentación, mata anualmente a cientos de millones de animales en repetitivos y absurdos experimentos. La masacre de estos inocentes sirve en un 60 % para aprender como matar en experimentos con fines bélicos, un 30% tiene fines cosméticos y solo un 10% tiene una finalidad sanitaria. Los animales utilizados en la experimentación no pueden ser modelos fiables debido a las condiciones artificiales tanto de su mantenimiento como de las causas provocadas que les llevan a enfermar. Los animales salvajes como los monos son violentamente raptados de su entrono y llevados a los laboratorios en condiciones de extrema dureza (sólo un 10% llega vivo a su destino). En el laboratorio, los animales están privados de espacio, de luz natural, de vida social y son torturados, generalmente ante sus congéneres o suficientemente cerca de ellos para que éstos se den cuenta. Todo esto les genera un estrés que altera cualquier resultado.
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