Éstos no son más que unos pocos ejemplos
de productos que, tras ser probados en animales, fueron considerados
seguros, pero que al ser comercializados condujeron a graves tragedias.
La lista es interminable.
Talidomida: Calmante recetado a mujeres embarazadas, que produjo más de 12.000 casos de graves malformaciones en sus hijos.
Opreno: Tratamiento
contra la artritis. Mató a 61 pacientes y causó más de 3.500 casos de
reacciones adversas graves, aunque había sido testado en monos y otros
animales, que no mostraron problemas.
Teroptren:
Utilizado para tratar la leucemia en niños, los cuales murieron más
rápidamente que si no hubiesen sido tratados. Esto no pudo ser previsto
por los resultados de los experimentos realizados en 18.000 ratones.
Eraldin:
Tratamiento cardíaco recetado durante cuatro años antes de que las
devastadoras consecuencias apareciesen. Causó ceguera, problemas
estomacales, dolores en las articulaciones y muerte.
Clioquinol:
Antidiarreico. Causó 30.000 casos de parálisis sólo en Japón y miles de
muertes y casos de ceguera en todo el mundo. Ni las ratas, perros,
gatos o conejos utilizados en los tests previos, ni todos los animales
utilizados en tests posteriores revelaron la neurotoxicidad del
producto.
Osmosin: Anti-inflamatorio. Retirado tras causar 650 casos de efectos secundarios serios y 20 muertes.
Flosinto:
Antiartrítico. Fue testado en ratas, monos y perros, siendo bien
tolerado por todos ellos. Causó 7 muertes y 217 casos de efectos
secundarios adversos en humanos.
Isuproterenol: Las
cantidades administradas a pacientes asmáticos fueron inadecuadas
debido a la consideración de los tests en animales como válidos,
produciendo la muerte a 3.500 personas sólo en Gran Bretaña.
Primacor: Una
medicación utilizada cuando el corazón no bombea suficiente sangre.
Funcionó con ratas pero aumentó el número de muertes en pacientes en un
30%.
Flenac, Manoplax, Dietilestilbostrol, Zomax, Ibufenac, Enbrel, Fialuridina,... y un sinfín de medicamentos más ha sido retirado tras causar graves enfermedades y muerte.
Aspirina: Provoca defectos de nacimiento en ratas, ratones, perros o cobayas, y la muerte en gatos, pero no en humanos.
Insulina: Causa malformaciones en ratones, gallinas y conejos, mas nada similar en personas.
Penicilina:
Mata a las cobayas, no tiene efecto en conejos (la expulsan
eficientemente en la orina), pero es un antibiótico muy útil para
nosotros.
Arsénico: Es dañino para las personas, pero actúa de forma distinta en ratas, ratones y ovejas (que pueden consumir grandes cantidades).
Morfina: Sedante para las personas, pero causa excitación en gatos, ratones, cabras y caballos.
Digitalina:
Medicina de indiscutible valor en el tratamiento de enfermedades
cardíacas, cuyo uso oficial fue retrasado muchos años por ser
considerada perjudicial, ya que en perros aumenta la presión sanguínea.
Estricnina: Mata humanos, pero es inocuo para cobayas, monos y gallinas.
Escopolamina: 5mgs. matarían a un humano, sin embargo, 100mgs. no serían dañinos en perros y gatos.
Metamizol: Anestésico para personas. Causa excitación y salivación excesiva en gatos.
Cloranfenicol: En
el ser humano causó un tipo de anemia de efectos mortales. No daña a
perros, pero mata a gatos. Las vacas lo toleran, pero no así los
caballos.
Flúor: En ratones no tiene ningún efecto. En ratas causa cáncer de boca y huesos.
Estreptomicina: Un antibiótico muy común, que en ratas es teratogénico.
El limón es mortal para los gatos, y las almendras para los zorros y las gallinas
La experimentación con animales acarrea consecuencias desastrosas para los seres humanos Éstos no son más que unos pocos ejemplos de productos que, tras ser pro
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